El origen del vino ecológico se encuentra ya en el conreo. En el viñedo, el hombre respeta y acompaña su ciclo evolutivo natural. La filosofía está en la mínima intervención, están prohibidos los agrotóxicos como los fertilizantes de síntesis química, los pesticidas y los herbicidas industriales. Sí se permiten los tratamientos con productos de procedencia natural y uso de portados autóctonos y clarificantes naturales.
Además, en el suelo de los viñedos, se utilizan abonos orgánicos naturales. En el caso de Sumarroca, proceden de restos de poda y vegetales propios (biomasa) y de granjas ecológicas cercanas a la zona.
Una de las misiones de la agricultura ecológica es la preservación del medio ambiente, objetivo que también se encuentra en el ADN de Sumarroca. Para nosotros, también es esencial la preservación del entorno y el territorio y la apuesta por las variedades locales, que al fin y al cabo dotan de personalidad y autenticidad nuestros vinos y cavas.
Los estándares de la agricultura ecológica los agrupa el Consejo Catalán de la Producción Agraria Ecológica (CCPAE), que certifica los productos agroalimentarios ecológicos. El uso de sulfitos también está limitado por este organismo, que permite el uso de un máximo de 100mg/l en los vinos tintos y de 150mg/l en los blancos y rosados. Además, los corchos de las botellas deben ser naturales (sin colas ni otros materiales sintéticos).
Para diferenciar físicamente un vino ecológico de un vino producido a través de la agricultura convencional es necesario buscar el sello de la hoja que se encuentra en la contra etiqueta.
Por último, el vino ecológico también comporta más beneficios para nuestro organismo. Cuenta con una concentración muy alta de polifenoles (sustancias bioactivas), antioxidantes beneficiosos para la prevención de patologías cardiovasculares.